lunes, 12 de octubre de 2009

Palabras del Senador Nacional Eric Calcagno

Tener un paisaje audiovisual exclusivamente mercantil nos va a llevar, quizá, a que la creación de valor solape, desplace u obture la creación de sentido o la confunda; porque, cuidado, los sistemas audiovisuales crean realidad. Del mismo modo que para hacer las Cruzadas se necesitaron las catedrales, se necesitan los medios de comunicación para decir, por ejemplo, un peso vale un dólar. Y esto funciona. Esa realidad funciona, es operativa. El consumidor inadvertido lo toma, lo cree y modifica su actitud, y si alguien modifica su actitud por algún impulso externo que recibió, bueno, esa es la definición de poder. Así que, estamos hablando de poder y esta ley también habla de la distribución de poder.

Hay que tener cuidado con todo el sistema audiovisual, porque es muy fácil hacer pasar un interés particular por un interés general; es más, es lo propio de una clase hegemónica, citando al compañero Gramsci, cuando un sector particular logra imponerle al resto de la sociedad sus propios objetivos y hacerlos pasar como objetivos generales de la sociedad. Entonces, ahí evidentemente la operación simbólica se completa y se puede decir que esa es una clase o un sector hegemónico. Del mismo modo, se puede hacer creer que existen cosas que no son —cito el ejemplo económico de un peso igual un dólar—, pero, en ese sentido, me parece importante señalar que, en el plexo de la ley, en lo que se refiere a la cuestión económica y en lo que se refiere a la cuestión del mercado audiovisual, con las posiciones dominantes que existen, lo que está previsto en la ley va a redundar en una mayor eficiencia económica, porque va a haber un formato de desarrollo más inclusivo y más desarrollado; dejando el lado mercantil pero incluyendo lo público y lo social. Lo público es tirado para abajo en el caso de una sociedad mercantil que sólo busca el lucro a corto plazo y es ignorado en lo que se refiere a lo social. Bueno, vamos a tener una mayor cantidad de voces que nos permitan tener diferentes capillas, diferentes catedrales, diferentes religiones y que nos permitan construir una realidad más rica y verla en toda su complejidad.

Yo también vengo del periodismo, y debemos tener cuidado con los adjetivos,
debemos tener cuidado en el modo en que se arman las frases para determinar “Ley mordaza K de medios”. ¿Es eso la ley? Es un poco pobre como explicación. Y se mencionaba desde el principio, incluso antes de tomar conocimiento del texto. Hurbert Beuve-Méry, que fue fundador del diario Le Monde, recibe a un joven periodista y éste le pregunta “¿Sobre qué quiere que escriba?”; entonces Beuve-Méry le dice: “Sobre lo que quiera”. Ante eso, el periodista le pregunta cuál es la línea del diario y el director le responde: “No, ponga sus ideas; si puede argumentarlas, está bien”. Entonces, el joven periodista se va y cuando está por salir Beuve-Méry le dice: “Momentito, momentito. Eso sí: si va a poner un adjetivo, venga a verme”. La construcción de la realidad, el adjetivar, es una materia inestable; cuando se ejerce el periodismo con responsabilidad y con honestidad, hay que saber qué se dice y cómo se dice.

Fuente: tomado del blog Mundo Perverso

1 comentario:

  1. Ya que citás a Gramsci, agrego: “Porque si el adversario nos domina y nosotros lo menospreciamos, no podemos dejar de reconocer que estamos dominados por alguien a quien consideramos inferior. Pero entonces, ¿cómo consiguió dominarnos? ¿Cómo nos venció siempre y fue superior a nosotros, aun en el momento decisivo que debía dar la medida de nuestra grandeza? Se dirá entonces que fue el diablo el que metió la cola. Pues bien, es hora ya de tener la ‘cola del diablo’ de nuestro lado.”
    Opino lo mismo: ya es hora de ir por la cola del diablo... y en eso estamos ¿no?
    Saludos

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