martes, 14 de septiembre de 2010

11-09

Nota interesante sobre una faceta oscura.

La historia del estadounidense perseguido por su país y refugiado en Argentina
por Tomás D'Amico e Ignacio Goett para Notio

Aunque podría ser otro héroe americano, hoy dista mucho de serlo. ¿Qué vio Kurt Sonnenfeld? ¿Por qué es perseguido por los servicios de inteligencia? La única persona designada por el gobierno estadounidense para filmar y registrar imágenes de los restos del World Trade Center (WTC) en Nueva York tras los ataques del 11 de Septiembre de 2001, hoy se encuentra refugiado en Argentina. Asegura haber visto irregularidades y tener videos que contradicen la explicación oficial de los hechos. ”Puedo decir que ellos (el gobierno estadounidense) no solo sabían de los ataques y no hicieron nada, sino que también ayudaron a que sucedan”.

Sonnenfeld tiene 47 años, vive con su mujer Paula y sus hijas argentinas Scarlett y Natasha en Barracas. Este año Kurt editó su ensayo autobiográfico El Perseguido, de Editorial Planeta, donde explica quién es y todo lo que le sucedió. También reveló que tiene pensado realizar otro libro de investigación acerca del 11-S y un documental con imágenes inéditas donde explicará que fue lo que vio.

Desde 1993, Kurt trabajó en la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias del gobierno norteamericano (FEMA), donde “filmaba y documentaba procesos en instalaciones con armas químicas, biológicas y nucleares, simulacros anti-terroristas y enseñaba como manejar a los medios en tiempos de crisis, sin dañar al gobierno”.

En 2001, minutos después del impacto del primer avión contra la Torre Norte del WTC, recibió la orden de su superior de dirigirse a Nueva York a registrar la zona de catástrofe.

Confiesa haberse preguntado por qué tendría que cubrir el hecho ya que “FEMA actuaba cuando las autoridades locales se veían sobrepasadas”, y hasta ese momento solo se trataba de un desafortunado accidente aéreo. Cuatro minutos después del choque del segundo Boeing 767 contra la Torre Sur, la información oficial y los medios confirman que se trato de un acto terrorista, titulando “America esta siendo atacada” y culpando rápidamente al saudita Osama Bin Laden. Sonnenfeld llegó a cubrir el área afectada (Ground Zero) en estado de shock, creyendo la versión de los sorpresivos ataques, pero lo que registró en ese mes de trabajo nada se asemeja a la historia oficial. Al comentar las irregularidades con sus colegas y jefe, comenzaron a darle la espalda.

El 1 de enero de 2002, en su hogar de Denver, Colorado, su esposa Nancy se suicida de un balazo en la sien. Kurt avisa a la policía, quienes al arribar a la casa lo golpean, apresan y enjuician, acusándolo del hecho. En la cárcel, es torturado tanto física como psicológicamente: “Me encerraron en la celda de confinamiento solitario, de dos por dos, con un delantal y sin abrigo, (…) hacia mucho frío y los guardias me inundaban la celda por diversión”. Explica que “por suerte”, una sustancia química que le aplicaron en las fosas nasales bajo tortura le causó una infección que casi lo mata, y obligó a la policía a trasladarlo a una clínica. Luego de que la Justicia de Colorado lo declarara inocente, Kurt fue retenido otros cuatro meses. Su agencia FEMA, donde trabajó ocho años, no lo apoyó durante el juicio. Kurt afirma que cuando llamó a su superior para pedirles que lo ayudaran, éste le pidió que entregara las cintas de video del WTC. En estos meses, autoridades del gobierno allanaron ilegalmente su casa. Incautaron pertenencias y cambiaron su cerradura, pero nunca hallaron los 29 videos del Ground Zero. “Les dije que los había entregado a un burócrata de Nueva York, pero los guardé en una cajita de maquillaje en el sótano”, reconoce el ex agente de FEMA.

Al tiempo de ser puesto en libertad se va aconsejado por sus amigos y vecinos a vivir a una casa en la montaña. Pero ésta también es ultrajada. Sin trabajo y bajo la persecución de los servicios secretos, Kurt decide irse por un mes a la Argentina, a la casa de un conocido en San Bernardo. Al arribar al país conoce a su actual esposa, Paula, quien lo ayuda a establecerse en la ciudad costera. Al poco tiempo se casan y se mudan a la Capital Federal.

En 2004, a días del tercer aniversario de la tragedia del 11-S y tras acordar con un programa de televisión la realización de una entrevista donde iba a revelar videos inéditos del WTC, Kurt es interceptado en la puerta de su casa por agentes de INTERPOL y llevado a la cárcel de Devoto. El pedido de extradición realizado por los Estados Unidos fue simple y contundente, se pidió que todos los documentos y posesiones de Kurt fueran secuestrados, confiscados y remitidos al país del norte.

Permaneció siete meses detenido, donde Kurt relata: “Fueron los días más difíciles de mi vida, perdí la esperanza: fui acusado y apresado falsamente dos veces, perseguido y torturado en mi país; mi reputación destruida y perdimos un embarazo de cinco meses”.

Durante ese tiempo, Paula, a quien su esposo describe como una “gladiadora”, recibió amenazas de muerte, luchó por su libertad y buscó apoyo en diferentes personalidades y organizaciones como el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel y la Asamblea Permanente de Derechos Humanos (APDH).

Fue puesto en libertad por el Juez Federal Daniel Rafecas, quien también rechazó el pedido de extradición citando las “sombras oscuras” del caso y la imposibilidad de un juicio justo en su país. En febrero de 2008, el mismo juez denegó un segundo pedido para extraditarlo.

Sin embargo, la embajada de Estados Unidos presentó un recurso ordinario de apelación ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación. La semana pasada, la Corte argentina decidió suspender el proceso de extradición.

El estatus actual de Sonnenfeld es de refugiado provisorio, pero tanto él como su mujer siguen luchando para conseguir el asilo político definitivo que pondría a Kurt a salvo del insistente acoso judicial.

¿Que vio?

El caso de Kurt Sonnenfeld no es una historia más dentro de la larga lista de teorías conspirativas que rodean la historia estadounidense. Trabajó ocho años para su gobierno dentro de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA), junto al FBI y el Departamento de Defensa. Fue un testigo directo de los hechos posteriores a los ataques, posee más de veinte horas de filmación que fueron vedadas al resto del mundo que refutan y cuestionan la historia oficial de lo ocurrido el 11 de Septiembre de 2001.

Un punto oscuro es la no aparición de las cuatro cajas negras, diseñadas para soportar temperaturas extremas e impactos. “Tengo imágenes de partes de aviones: butacas, ruedas, fuselaje y turbinas”, cuenta Kurt, quien agrega que su prioridad era filmar el momento de la extracción de las cajas pero “nunca aparecieron”.

Como documentalista de FEMA, tenia acceso ilimitado a los alrededores del WTC que se encontraban prohibidos para el resto de los medios ya que se trataba al lugar como “una inmensa escena del crimen”. “Yo fui testigo directo de cómo rápidamente limpiaron y sacaron toda la evidencia”, afirma. Y agrega que llevaron todos los restos en barco al basural de Fresh Kills, en Staten Island, para luego ser rápidamente vendidos como chatarra a China y Corea, eliminando toda prueba y estudio para futuras investigaciones.

Otro enigma recae sobre el Edificio 6. Allí había una bóveda subterránea de la Aduana estadounidense. Kurt fue el primero en ingresar junto con rescatistas a diez días del ataque.

“La puerta estaba semiabierta y el cuarto de unos quince metros cuadrados estaba completamente vaciado”, relata. El gobierno explicó que el material se perdió debido a los incendios, pero pocos meses después reconoció haber desbaratado una banda de narcotraficantes colombianos gracias a evidencia de cintas y fotografías recuperadas “milagrosamente” de aquella bóveda.

Otras sombras en el 11-S

Investigadores independientes como el francés Thierry Messian y los norteamericanos Corey Row y Jim Fetzer también se apartan de la teoría oficial y plantean nuevas sospechas sobre lo sucedido el 11 de septiembre de 2001, sacando a la luz hechos que permanecieron ocultos.

Uno de ellos es el relato de varios empleados del World Trade Center (WTC), que declararon que el fin de semana anterior al 11-S se registró un corte de 36 horas del servicio eléctrico en ambas torres. La cámaras de seguridad permanecieron apagadas y, añadieron que semanas antes del ataque los perros del escuadrón anti-bomba, que custodiaban el complejo, fueron desplazados. Los dueños de la empresa encargada de la seguridad de las torres, SECURACOM, eran el hermano menor y el primo del entonces presidente George W. Bush.

Otro de los hechos más llamativo y menos difundido de aquel día fue el desplome del Edificio 7 del WTC, que a pesar de no ser alcanzado por avión alguno ni por fragmentos de las Torres Gemelas, cayo en bloque, apilado y en velocidad de caída libre. El gobierno dijo que se debió a pequeños fuegos dispersos en varios de los 47 pisos. Kurt subrayó: “Nunca en la historia moderna antes o después del 11-S se derrumbo un edificio de hierro o acero por un pequeño incendio y ese día se cayeron tres”.

Resulta extraño que la agencia FEMA haya llamado a Sonnenfeld para cubrir el hecho minutos después del primer choque cuando todavía corría la versión de un accidente aéreo y no se había confirmado el ataque terrorista. FEMA, cuando el huracán Katrina azotó Nueva Orleans en agosto de 2005, demoró diez días en declarar el alerta y llegar a la ciudad.

El mismo 11 de septiembre el Comando Aeroespacial Norteamericano de Defensa (NORAD) reconoció que demoró más de 80 minutos en responder y defender el espacio aéreo debido a que sus aviones se encontraban realizando múltiples ejercicios militares lejos de Nueva York.

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